A l llegar a tu morada eterna, te encontraste con todos
L os seres entrañables en tu vida; padres, esposo e hija,
M uchos sobrinos y que decir de amigos y conocidos,
A lgunos muy queridos, otros no tanto pero al final,
D e una u otra manera compartiste con muchos seres que
E starán extrañándote inmensamente, con la esperanza de
L ograr un día estar nuevamente juntos por siempre.
C umpliste a cabalidad con los deberes asignados y con
A bnegación absoluta, desempeñaste el rol de madre ejemplar,
R ompiendo esquemas para la época y surgiendo de la nada
M uchas veces, sin renegar, solo pensando en la meta que
E ncomendaste en cada uno de tus hijos para su futuro.
N unca se te vio a tope con la carga y siempre saliste a flote.
O rganizaste tu vida de la mejor manera y a pesar de sufrir
L a perdida mayor de tu vida, cuando tu única hija partió;
I niciaste el duelo por la perdida y ahora te das cuenta que la
E spera valió la pena, pues ahora junto a ella planeas
R enovar todos los sentimientos que quedaron aplazados.
M uchas veces la preocupación por tu estado actual, te
A lcanzó a preocupar, ahora ya en él, estás plena
R odeada de un amplio ambiente familiar que te acoge y
R ecuerda que eres eterna como todos nosotros y por tanto
U n día estaremos juntos en permanente contacto espiritual,
G ozando de lo más selecto de nuestro repertorio y
O rganizando la llegada de todo nuestro entorno en la tierra.