A veces se piensa que
la vida es injusta, pues nos parecen
L as circunstancias que ella nos presenta, lo son; pero si
V emos los
momentos de alegría y entusiasmo en donde
A lcanzamos
máximas expresiones de júbilo y fulgor, te
R ecordaremos
por tantos y tantos instantes en donde
O rganizabas
las mejores reuniones de todo tipo.
A lgunos te
recordaran por siempre, como un gran educador
N ato, de
quien muchos aprendimos los valores de
T odos los momentos de nuestra existencia; su colaboración,
O tra de
sus grandes cualidades que jamás abandonó.
N unca se
vio deprimido o triste, su manera de ser hacia
I gnorar estos estados y los trasmutaba en alegría y
O ptimismo
contagiante, que impregnaba los ambientes.
C harlatán
empedernido, sus tertulias eran renombradas,
H oy las extrañamos al igual que su presencia que,
I maginamos en la eternidad disfrutando con la
C alidad de
siempre, cada instante, para entretener los
A compañantes de ahora, mientras nuevamente nos reunimos,
P ara
disfrutar lo iniciado un día y que por aquella
O rden
divina; postergada no indefinidamente pues
T odo indica que tarde o temprano, nuevamente
E staremos
acompañados de tu presencia esta vez, por
S iempre y para siempre, también por mandato divino.