A lcanzaste en varias oportunidades, recibir muchos milagros

N aturalmente y por tanto podríamos solo mencionar el más

A rgüido de todos, cuando saliste contra todos los pronósticos y no

Z ozobraste como lo profetizaban los galenos que te trataron,

O peraron y extrajeron un gran tumor que en su momento

R eposaba en medio de los hemisferios de tu cerebro;

A lgunos, los más optimistas, presagiaban que si salías viva, era

I mposible que volvieras a ver, hablar, oír lo mismo que

D esplazarse por sus propios medios, lo cual no sucedió.

A lgunos catalogaron acertadamente todo esto, como un milagro.

C onociste al padre de tu segundo hijo, cuando este solo

A lcanzaba los dos años de edad, convirtiéndose en un gran

R écord que pocas veces se volverá a repetir, porque al

R ebobinar ese pasado, se convierte en un, no te lo puedo creer;

I ncreíble para muchos, traído de los cabellos para otros;

L o cierto fue que sucedió sin proponértelo ni planearlo,

L a vida nos da sorpresas y tu no fuiste la excepción; siempre

O braste con rectitud y decoro sin abandonar un momento la

S abiduría que siempre te acompaño, hasta el último instante,

A tus hijos y demás familiares, dejaste un legado imborrable y

N atural, en donde las buenas prácticas estarán siempre presentes,

C ombinadas con el respeto hacia los demás, formando así los

H ombres y mujeres del mañana, tus nietos; que serán fruto de

E se legado impregnado en tus hijos, hace que este sea un

Z umbido de satisfacción a tu espíritu, hoy libre y reposado.