J ovial, alegre, trabajador
incansable como buen aries,
E stuviste desempeñando diferentes y variadas labores.
S olía respetar las normas,
le conocí siendo un niño,
U na vez nos visitaste como hermano cristiano, de
S otana y cuello distintivo, y de allí al extinto DAS.
M amador de gallo incorregible, siempre tenía en su haber
A lguna historia cómica, como cuando su hermana monja
R ecurriendo a toda clase de consejos le criticaba
I ntensamente por haber
escogido una pareja embarazada;
A lo que muy jocosamente le
dijo: si usted compra una vaca
C argada, de quien es la
cría, ¿del que la compra o del que la vende?
A lguna vez le visité, pasé
una tarde agradable en su
M uy buena compañía, con su
hijo Nabucodonosor y
P or supuesto, Alicia su señora de toda la vida quien
O rganizaba las situaciones, para que todo, absolutamente
todo
S aliera bien siempre; viajero incansable, de muy buen
G usto, podríamos afirmar
que pocos en nuestro medio han
U sado tan bien la vida, día a día sin afanes y una mano
T endida para ayudar al necesitado en todo momento.
I nteligente sin ser un genio, pero si sobresaliente
E stuvo catalogado en los organismos del estado sin
R eservas, como de los mejores en su momento.
R eunías muchas cualidades y
defectos que palidecen
E n el momento de dar por cumplida su misión y
Z arpar a la eternidad en donde nos encontraremos.